(coro)
Paraguayos, ¡República o Muerte!
nuestro brío nos dio libertad;
ni opresores, ni siervos alientan
donde reina unión e igualdad.
I
A los pueblos de América, infausto
tres centurias un cetro oprimió,
mas un día soberbia surgiendo,
"¡Basta!" -dijo, y el cetro rompió.
Nuestros padres, lidiando grandiosos,
ilustraron su gloria marcial;
y trozada la augusta diadema,
enalzaron el gorro triunfal.
II
Nueva Roma, la Patria ostentará
dos caudillos de nombre y valer,
que rivales -cual Rómulo y Remo-
dividieron gobierno y poder.
Largos años -cual Febo entre nubes-
viose oculta la perla del Sud.
Hoy un héroe grandioso aparece
realzando su gloria y virtud...
III
Con aplauso la Europa y el Mundo
la saludan, y aclaman también;
de heroísmo: baluarte invencible,
de riquezas: magnífico Edén.
Cuando entorno rugió la Discordia
que otros Pueblos fatal devoró,
paraguayos, el suelo sagrado
con sus alas un ángel cubrió. |
IV
¡Oh! cuán pura, de lauro ceñida,
dulce Patria te ostentas así
En tu enseña se ven los colores
del zafiro, diamante y rubí.
En tu escudo que el sol ilumina,
bajo el gorro se mira el león.
Doble imagen de fuertes y libres,
y de glorias, recuerdo y blasón.
V
De la tumba del vil feudalismo
se alza libre la Patria deidad;
opresores, ¡doblad rodilla!,
compatriotas, ¡el Himno entonad!
Suene el grito: "¡República o muerte!",
nuestros pechos lo exhalen con fe,
y sus ecos repitan los montes
cual gigantes poniéndose en pie.
VI
Libertad y justicia defiende
nuestra Patria; tiranos, ¡oíd!
de sus fueros la carta sagrada
su heroísmo sustenta en la lid.
Contra el mundo, si el mundo se opone,
Si intentare su prenda insultar,
batallando vengar la sabremos
o abrazo con ella expirar.
VII
Alza, oh Pueblo, tu espada esplendente
que fulmina destellos de Dios,
no hay más medio que libre o esclavo
y un abismo divide a los dos.
En las auras el Himno resuene,
repitiendo con eco triunfal:
¡a los libres perínclita gloria!,
¡a la Patria laurel inmortal!
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